En medio del desierto existe un pueblo donde se dice que todo es mágico y que tiene poderes curativos, sobre todos si vives en las grandes urbes. Aquí los paisajes son maravillosos, puedes gozar de una vista estupenda de la sierra.
Llegar a Catorce puede ser un camino cansado, claro depende desde donde lo visites, yo soy de la CDMX y lo más cómodo fue ir en autobús, duermes y te relajas durante el trayecto, no hay corridas directas, tienes que llegar primero a Matehuala y de ahí a Catorce, la aventura comienza cuando cruzas el túnel Ogarrio, dos kilómetros en los que parece que atraviesas un vórtice que te llevará al pasado.
En el pueblo encontrarás muchas cosas deliciosas para comer, es un lugar de descanso, no esperes actividades nocturnas (las hay, pero no son parte del atractivo) disfrutarás de noches estrelladas y estar rodeado de montañas es una sensación increíble.
Parte de los atractivos son el pueblo fantasma, a donde puedes llegar caminando (unos 30 minutos de paseo) pero las vistas del pueblo son buenísimas y las ruinas aunque pequeñas y aparentemente nada extraordinarias son un buen lugar para sentirte en paz.
El cerro del quemado está un tanto más lejos, en caballo te harás casi una hora, pero una vez arriba desearás pasar mucho tiempo ahí, los atardeceres enamoran, los paisajes relajan, además encontrarás lugares sagrados de la cultura huichola, si tienes suerte hasta alguna ceremonia presenciaras, si lo tuyo es la nieve, en enero caen hasta 10 cm y los paisajes son totalmente diferentes.
La visita es corta, un fin de semana basta y el presupuesto es bastante bajo, en total desde la Ciudad de México yendo en autobús gastarás aproximadamente $3500 y con muchísimas opciones de hospedaje a tu llegada. Te dejo este video con un collage de imágenes imperdibles, Real de Catorce en dos minutos.
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